Los mercados mundiales se ven afectados por la escasez de contenedores, la congestión de puertos, la crisis energética que complica el panorama de la logística internacional y la inflación que alcanza niveles no esperados. Por otro lado, esta gestión se ha visto exacerbada en diversas regiones por los factores geopolíticos. Un ejemplo es la escasez de energía en China que obliga al país a reducir la producción, lo que genera mayores demoras en la reposición de mercancía, aumento de precios y cuellos de botella, sin que esto reduzca los niveles de consumo.
La crisis de energía, sobre todo en China, podría hacer mella en la actividad química, siderúrgica y manufacturera, socavando las cadenas de suministro mundiales. ¿Cómo se relacionan crisis energética e inflación?
Si bien las nuevas tendencias en logística modernizan el sector del transporte, muchas empresas están luchando contra los cuellos de botella de las cadenas de suministro que ralentizan los procesos y coexisten con la carencia de mano de obra y las presiones inflacionarias. Del mismo modo, la escasez de contenedores no contribuye a la recuperación de las economías, más aún, cuando la crisis energética pone sobre las cuerdas la tensión que ya estaba expuesta por las rupturas provocadas por la pandemia.
El apetito de consumo no disminuyó. Por el contrario, una de las consecuencias de la pandemia en el transporte internacional es la alta demanda de materia prima y productos elaborados que encaja con una industria que intenta recuperarse después de los cierres post coronavirus y las rutas de envío congestionadas. Los expertos no prevén una mejora hasta mediados de 2022, por lo que la escasez de suministros todavía va a dar mucho que hablar.
La inflación que podía parecer temporal tiende a quedarse después de haber alcanzado niveles nunca vistos en 30 años, superando los objetivos de la Reserva Federal de EE. UU. Las advertencias inflacionarias sobre la logística en EE. UU. se hacen realidad en el aumento de precios de las materias primas y el petróleo crudo, en tanto las empresas continúan luchando contra el colapso del transporte internacional que provoca una situación sin precedentes.
La cadena de suministro global depende bastante de la producción en China y es sabido que el coloso asiático es el motor de la economía mundial. Al mismo tiempo, las crisis que puedan afectar la logística en China llegan a otros países del mundo, por lo que muchas empresas comienzan a revisar sus políticas y consideran revertir las deslocalizaciones para alentar las ventajas de la cadena de suministro eficiente. Por lo pronto, los eventos de fin de año ya sufren los efectos de la crisis en la logística global y la congestión de puertos.
En el inicio de la pandemia, la producción industrial impulsó un mayor uso de gas natural cuando este no era tan frecuente para responder en la normalidad, especialmente en Europa y Asia. De hecho, la oferta de energía no ha reaccionado a tiempo frente a los retrasos operativos y de mano de obra que pusieron en jaque a las empresas energéticas. También es cierto que los inversores tienen escaso interés en proyectos energéticos de combustibles fósiles.
Por otro lado, los problemas de suministro de energías que no se habían resuelto ante las señales previas y la mayor apuesta por el carbón para suplantar el gas provocaron el aumento de precios de este combustible y ampliaron la brecha entre la demanda y la oferta.
A este telón de fondo, se agregan los factores climáticos que agravan los desequilibrios del consumo de gas con mayor demanda de calefacción y refrigeración en distintas partes del mundo. En tanto, las energías renovables como la hidroeléctrica y la eólica no tienen suficiente materia para funcionar.
El cumplimiento de los objetivos aboga por el uso de energías renovables y reduce la producción de carbón en China. De hecho, los inventarios de carbón están muy por debajo de la media. En Europa sucede algo similar con el abastecimiento de gas. En ambos casos, de cara al invierno, el riesgo de continuar en subida es más que cierto, lo que seguirá afectando las perspectivas de inflación y comercio internacional.
Aunque la presión en las cadenas de suministro plantea nuevos retos para la logística internacional, la realidad es que el mundo ya viene lidiando con la crisis sanitaria. Como muchas de estas consecuencias provienen de los efectos de la pandemia, la gestión política también predice que la inflación se retirará eventualmente.
El avance de la crisis energética generada por la pandemia ha tenido grandes repercusiones y consecuencias directas en la cadena de suministro. En Eternity te ofrecemos toda la tecnología para mejorar tus procesos logísticos y sumar confianza en tus clientes.